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No recuerdo la última vez que dije esto, pero esta es una lucha con más de un año de preparación, entre el talento indy más querido y el más odiado. Suena a todo lo que debería hacer una empresa grande tipo WWE para vender un evento estelar. Los mejores "big matches" de norteamérica los está haciendo GCW, no serán mi empresa favorita ni nada, pero cuando se trata de luchas importantes, se siente como si GCW fuera un show para decenas de miles de personas, y todo gira en torno a aquello que deseamos ver. A todo esto además hay que sumarle el carisma de los involucrados, es imposible NO odiar a Rickey Shane Page, un tipo que se ha ido con el público lanzándole botellas por lo enojados que están de que gano. Al frente tiene a Nick Gage, que es una figura casi cristológica, entra a través de la gente, con For Whom the Bell Tolls, menciona a luchadores que han fallecido, dice sus gritos como un mantra que el público repite. Sólo por esa presencia o aura que tienen ambos en el ring, sumado a la excelente historia que nos lleva a este combate, el resultado es un clásico instantáneo. La lucha es un deathmatch totalmente descontrolado, pero con ambos contando una historia, pese a lanzarse tanto a vidrios y mesas con tubos, la lucha estuvo muy bien, con la historia eterna del personaje retirado que quiere demostrar que aún se la puede, pero acá con el componente extra de que Gage quiere terminar con el reinado de RSP, con su réplica del título, y en general con las faltas de respeto a su querida agrupación.
El deathmatch en sí es desquiciado, ocupan todos y cada uno de los trucos sucios, a cada rato muere alguien con los vidrios, púas, o lo que sea que hubiese en el ringside como escenario para una muerte segura. Ver a Gage pararse a lo choro y seguir peleándole todo a RSP, es genial. Me encantan todas las intervenciones, fueron precisas para hacer ver bien a Gage, derrotando a todo el equipo enemigo, al mismo tiempo que nos provocaron un miedo horrible de que Gage iba a perder por algún factor como los golpes al árbitro. Hay unos spots pero es que demenciales, sobre todo el bombazo en la mesa con vidrios, sillas y tubos. No recuerdo un sólo segundo de la lucha en que me aburrí o esperé haciéndome un tecito, ni nada, estaba tan preocupado de que Gage no perdiera que vi todo de principio a fin más atento que nunca. Por si fuera poco, al final del combate, en el momento de mayor clímax, entra Jon Moxley a retar a Gage cuando ya todo no podía ser más jodidamente bueno. Esto fue una lucha de ensueño que tuvo de todo, intervenciones, apariciones sorpresa, cambio titular, ambiente, etc. es un clásico instantáneo del cual se hablará mucho los próximos años, especialmente si lo de Mox sale bien. MOTYC seguro, de los mejores deathmatch de todos los tiempos.
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