Estos dos nunca decepcionan, y la versión WWE de su lucha no fue la excepción. Lashley ataca a Drew antes que comience la lucha con la Full Nelson y tienen que llegar varios árbitros a separarlos. Drew acepta seguir la lucha y comienzan a luchar con un Drew que ni siquiera se ha sacado su traje de lucha. De ahí esto fue excelente en todos los niveles, como lucha estuvo brutal, estos dos tienen una habilidad innata para hacer algo tipo shoot style pero metiéndole suplex y rendiciones de lucha clásicas sin que se vean para nada fuera de lugar. Hubo spots bestiales, suplex en el ringside, contra las barreras del público, hacia la mesa, etc. en una movida Lashley botó a Drew desde sus hombros y cayó de cabeza, y mientras me preguntaba si no se habría lesionado, Lashley lo toma y lo manda de hocico al poste, lo que fue a la vez aterrador y tranquilizador. Por si fuera poco, Drew no es algo así que uno diga la figura máxima de WWE y además estamos rodeados de la idea de que como se fue Heyman quizá cambien los luchadores empujados, vale decir, la idea de que aquí puede ganar cualquiera es más real que en muchas luchas de WWE, y esa idea se retroalimenta con una secuencia final absurdamente emocionante con rendiciones de ida y vuelta, la Crossface de Lashley y la Kimura de Drew destacan. Hay una caída falsa infartante de la lanza de Lashley. En el clímax de la lucha aparece Lana y tenemos un final telegrafeado en que Lashley se distrae y Drew lo derrota con el cabezazo y la bota en la cara. De lo mejor que he visto en el año, 13 minutos es todo lo que necesitaron para hacer algo con spots más brígidos que los que he visto varias veces en NXT y al mismo tiempo contando una historia emocionante donde cualquiera podía ganar. Con un final mejor estaría pensando si fue perfecta. Gran, gran lucha.
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