Jerry Lawler, el ídolo local, ejemplo a seguir, semidios y guía espiritual de Memphis Wrestling esta vez se enfrenta a un rudazo de aquellos. Bruiser Brody estaba matando a combos a todo Japón y Puerto Rico en este entonces y viajó hasta Memphis a enfrentarse a este muchacho Lawler, que tanto daba que hablar. La lucha, como es de esperar entre estos dos, casi no tiene maniobras y sólo golpes lo más reales posibles por doquier. La historia que cuentan es genial eso sí, ya que Brody espanta al público local tirando a Lawler al ringside, estrellándolo contra la mesa de la campana, los postes y sacándole algo de sangre. Pero lo mejor viene cuando Lawler se recupera y cobra venganza pagándole con la misma moneda, desbaratándolo bajo el ring contra la mesa y lo que encuentre. Como es esperable esta brawl termina en una DQ antes que Lawler conecte el Piledriver, por intervención de Kareem Muhammad. No es muy larga como para maravillarse, pero es entretenidísima. La recomiendo totalmente, estos dos saben como sacar mucho de muy poco.
Brody dijo en una entrevista (sale en el libro “los mejores 50 luchadores de la historia”) que Lawler quería ganar la lucha, y a cambio le daría una revancha. Brody no confió porque lo más lógico era que el rudo ganara la primera lucha para que luego lo invitasen a una revancha donde perdiera, así que sospechó que Lawler quería salirse con los pillos, ganarle y no cumplir su promesa, así que llegaron a este final.
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