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Para mí Canadá era una tierra llena de gente amable que se disculpa por todo. Eso hasta ver esta lucha. El público está sediento de violencia y brutalización a más no poder. Josh pero es que masacra a Judas, y la gente pide más, le saca la cresta, le da unos golpes brutales, lo lanza por los aires, lo patea una y otra vez, cada vez que Judas intenta regresar, Josh sale con algo peor, le es casi imposible hacer un comeback. La gracia de esta lucha, es esa, el sacrificio, ver a Judas sufrir más que Mel Gibson y volver una y otra vez, su tope suicida se siente más grande que la vida misma, y golpea con una garra tremenda para equiparar las cosas, al punto que hasta se suelta una cuerda del ring, lo que hizo mil veces más épico el final, ya que hacen movidas de la tercera cuerda y un Superplex en que parece que todo fuera a salir mal. Esta lucha es la prueba de que una lucha épica no significa una lucha muy pareja donde ataca uno y después el otro por turnos, acá Josh tuvo la mayor parte del dominio por lejos, pero el corazón que le puso Judas hizo que esto se sintiera épico con creces, nunca pensé que iba a estar hinchando tanto porque ganara un luchador que no había visto en mi vida, la performance de talento local contra estrella consagrada que se pegó Judas es impresionante y no hay nadie mejor que Josh Alexandre para masacrar al local, al punto de que la gente empiece a apoyarlo y deje de lado a la estrella que pagaron por ver. Esto es épico, genial, y gratis más encima. La vida es hermosa.
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