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Aún el bueno de Gage nos puede dar clásicos. Parece mentira que jamás se hubiesen enfrentado estos dos en una singles, y es aún más surrealista que ocurra en año nuevo, con conteo de 10 segundos a los 5 minutos de lucha y todo. Esto es una brutalidad como debe ser, como todos los grandes clásicos de Gage, lleno de cortes de lado y lado, sufrimiento, golpes y caídas horribles, donde nada es bonito, donde a cada segundo sientes que alguien se va a lesionar, que algo estuvo mal hecho, que van a caer mal o cortarse una vena e irse todo a la mierda (lo que ha pasado más de una vez, increíblemente), y toda esa situación entre escalofriante y atractiva es lo que amo de Gage, sobre todo cuando lleva la lucha a niveles épicos, lo que se siente muy fuera de contexto en el tipo de lucha que están haciendo, pero de alguna forma ver dos tipos reventándose tanto tubo en la cabeza para negarse a perder o a vender en medio de la adrenalina siempre lo he sentido muchísimo más natural que en una lucha más deportiva, porque claro, me es más creíble que dos personas felices de masticar tubos o cortarse con alambre de púas no se preocupan de su integridad física. Mi tipo de deathmatch, casi sin movidas, y las que hay son aterradoras, pura violencia.
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