Esto es algo que hace tiempo WWE no hacía, una lucha que es evidentemente un dream match que sólo podría producir WWE, en el sentido que consiste en traer un luchador independiente y enfrentarlo a un luchador de WWE de características similares que antes era imposible verlos toparse. Segundo, crearon expectación y no fue predecible, buscaron un retador, todos eran buenas opciones y no era obvio que sería Sheamus. Y por último, esto no es un evento estelar, de hecho, es un título midcard, y es precisamente el lugar que lleva más tiempo ausente de hype y buenas historias, de hecho en general lleva ausente de los PPV. Y lo mejor, pero lo mejor de todo, es que la lucha es buenísima, y eso es lo importante. No fue necesario que se odiaran, que Sheamus le hacía bullying a Gunther en el colegio, nada, la gracia de esto es que todos queremos verlos enfrentarse, y llenó totalmente las expectativas. La lucha es un enfrentamiento de dos tanques, es brutal, pero con mucha sicología, van de a poco, hay estudio, se dan machetazos pero les cuesta conectar, de hecho Sheamus va por los golpes en las cuerdas y no logra conectarlos en los primeros dos intentos, y de hecho eso permite que Gunther vaya tomando ventaja. La lucha se pone más violenta y van al ringside, empiezan a salir maniobras, empujones a las barreras, Sheamus logra conectar los golpes y lo hace en el ring y en el ringside, es un momento genial por todo lo que costó conectarlos y porque Sheamus ya tiene el pecho como carne molida y es su venganza. Los bombazos, suplex, más bombazos, son brutales pero además ambos están muy maltrechos, así que se ven más legítimos con el esfuerzo que hacen por levantar al rival, lo que logran de forma paupérrima a veces. Inolvidable el machetazo a Sheamus en el esquinero y el que le dio en el cuello, Gunther es un demente. Un clásico.
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