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Echaba de menos esto, el 2019 de AJPW no me entusiasmó tanto, y el de NOAH daba esperanzas al futuro, este es el futuro. Echaba de menos esos main events espectaculares de Japón que me hacían pensar que la radiactividad tuvo efectos inesperados en generar super hombres y mujeres que algún día se vengarían de sus enemigos de forma terrible o bien buscarían las esferas del dragón. Pensé que quizá era mi culpa, que ver tantas versiones de esa lucha en NJPW me tenía algo agotado con la fórmula, pero no, estaba equivocado. Esta es la lucha representativa del puroresu que buscaba el 2020. El combate es representativo del Ark Style de NOAH; dos tipos pegándose hasta que no quede nada, sin importar lesiones, sin importar lo estúpido que sea intentarlo una y otra vez, pero tiene un leve giro, Kaito tiene la juventud para cambiar el chip y enfocarse en ganar más que en demostrar algo. Shiozaki es acá el que hace todo bien, pegó como una bestia, casi pensé que iba a noquear o romperle la mandíbula a Kiyomiya, de verdad que los golpes son absurdos a ratos, y Kaito enfrentándolo de igual a igual pese a sufrir una paliza es inspirador, hasta que al final decide empezar a aprovechar la agilidad y sus patadas voladoras, también intentó ir por castigo al brazo pero no fue suficiente para frenar los golpes de Go. Shiozaki entra a este terreno más arriesgado y tenemos unos spots de miedo, literalmente de miedo cuando suben a los esquineros porque pensé que se iban a caer, y me traen recuerdos de Kobashi y Misawa haciendo cosas que se veían imposibles para sus físicos desde lo alto. Me encantan los minutos finales, que devuelven ese espíritu de jugársela toda al final y tenemos golpes hecatómbicos y spots enfermizos. Tremenda lucha.
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