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No veía algo así desde Villano III contra Atlantis. Los Traumas son los hijos del Negro Navarro y llevan años dando vueltas por las independientes mexicanas dando las mejores luchas del año en México prácticamente todos los años. La única lucha de apuestas que recuerdo de los Traumas fue en su feudo contra Los Oficiales, por allá por el 2011. Recuerdo esa lucha como si fuera ayer (ya, si tampoco fue hace tanto, dale color), fue una brawl descomunal, sangrienta y dramática, con Trauma I y el Oficial AK47 apenas caminando en la última caída. Esa lucha tuvo un final de mierda, el Oficial le aplicó un Martinete a Trauma I y contaron 3, sin embargo, el Martinete (Tumba Rompecuellos) es una movida prohibida en México, es peor que un foul. O sea, te descalifican, igual que en un foul, pero no sólo eso, sino que arriesgas hasta una sanción de la Comisión, te suspenden sin luchar por un tiempo. Por lo tanto, la decisión fue revertida en el acto, el Oficial fue descalificado y Trauma ganó. No hace falta explicar que es un desastre de final, sin embargo, no hay mal que por bien no venga, ya que 5 años después esa historia serviría de algo.
Las luchas de máscaras son drama e historia, emoción, miedo a que caiga la máscara, eso importa mucho más que las movidas, la sicología, etc. o al menos siempre las he sentido así. Las dos primeras caídas fueron rápidas, con una rendición para cada lado, y ayudaron demasiado a la historia del combate. Trauma I entró asustado, Canis Lupus decidido. La primera caída se decidió rápido, Canis da un tope suicida empezada la lucha, y luego rinde al Trauma con su propia llave de rendición, la Del Negro Navarro, una figura 4 giratoria que desata un “OOOH” en cualquier arena. En el público está Trauma II preocupadísimo, le grita cosas a su hermano para darle ánimo. Trauma I sigue sufriendo castigo, pero empieza a despertar a golpes, y logra reversar una movida de Canis y ejecutarle la Campana de inmediato para la rendición de vuelta. El público revive y Trauma I ya está más confiando. Llegamos así a la tercera caída donde los dos se dieron golpes como si no hubiese mañana, decidieron que los puños no eran suficiente y fueron a buscar sillas para seguir golpeándose hasta quedar sangrando como regadera. Trauma cae en la desesperación y le empieza a dar cabezazos a Lupus, éste se los responde, y la sangre brota y brota al contacto de ambas frentes. Las caídas falsas en un ring empapado en sangre son de un drama descomunal, cada conteo deja al público al borde del infarto, y el final es de lo más brillante que haya visto en la Arena Naucalpan: En un empujón, el árbitro queda noqueado de forma accidental, Canis Lupus ve la oportunidad de oro y le da un Martinete. El público no da crédito a lo que ve, parece una pesadilla, se va a repetir la historia de hace 5 años, la gente arroja cosas al ring, Canis cubre y el árbitro cuenta, y el conteo llega a 2 porque Trauma I pone la mano en la cuerda. Esto fue tan genial, tan creíble, tan dramático, no sé como describirlo. Canis reclama, cubre de nuevo, la cuenta vuelve a llegar a dos, llega un doctor a ponerle un cuello ortopédico a Trauma I mientras Canis quiere acabar la lucha, y Trauma II suplica que no la detengan y siga luchando. Los relatores (que hicieron un excelente trabajo) nos dicen que si la lucha se detiene por lesión, Trauma I debe ceder la máscara. El milagro ocurre, Trauma I empuja al doctor y se levanta maltrecho, la gente se vuelve loca, vuelven los golpes, los cabezazos, la sangre, y Trauma I logra conectar la llave de su padre, Lo Negro Del Negro, para finalmente rendir a Canis y el lugar se viene abajo. Se ha salvado la máscara favorita del público, y los llantos, los abrazos, y el dinero arrojado por el público invaden el ring. Por si fuera poco, Canis Lupus pide que sea su novia quien le quite la máscara y presenta su identidad, la gente y los Traumas lo aplauden y éste pide que enfoquen un cartel en el público donde le pide matrimonio a su novia, la cuál acepta. No he visto final más latinoamericano en mi vida, sólo faltó Thalía.
Si ha Trauma I le faltaba algo, era LA lucha que lo convirtiera en leyenda, y definitivamente esta lo fue. Una de las mejores luchas de todos los tiempos, candidata a lucha de la década.
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