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Davey Richards vuelve a las indies, vuelve a St. Louis, y se topa con un desenfrenado Everett que nos dio una lucha pero es que de locos. Esto es la lucha que toda indy quiere en su cartelera, pero siempre cometen el error de alargarla mucho o complicarla de más. Esto fue simple y directo, Richards es una máquina de golpear, fuerte, experimentado, y Connors aplica el modo "con todo sino pa' qué" yendo a atacar a Richards sin darle respiro alguno, consciente que cualquier espacio significará su derrota. El resultado es una lucha absurdamente veloz, llena de comebacks de Connors, golpes que hacen gritar de espanto al público, y conteos de dos de esos que la gente se emociona y golpea las sillas y el ring pidiendo más y más acción. Esto tiene todas las reacciones de una "lucha indy épica" gritar el nombre de la agrupación, this is awesome, emocionarse con cada conteo, etc. y se logra con una lucha mucho más simple que un montón de epicidades que andan por ahí. Esto sí que es una lucha que cumplió su propósito.
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