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Esta lucha es un buen reflejo de por qué me encanta el estilo de NOAH. No creo que NOAH haya sido la mejor agrupación de Japón siempre, pero desde que existe, siempre ha sido la que hace el tipo de lucha libre que a mí más me gusta, al menos en lo que pasa dentro de las cuatro esquinas. Kiyomiya viene de una derrota contra Go Shiozaki por el título mundial, y acá va por el nacional contra Sugiura. Son viejos conocidos, han tenido al menos dos tremendas luchas que recuerde, Sugiura es más fuerte, más experimentado, y Kaito está super cuestionado sobre si debería ser quién reciba la antorcha o no. Simplemente no luce como los monstruos de NOAH, pero podría ser que su habilidad lo lleve a terrenos impensados como KENTA o Marufuji. Pero también puede ser que no no más. Y eso refleja esta lucha, y por eso me gusta esta forma de verlo, en un mundo lleno de bookeos a largo plazo y luchas poco creíbles, acá nos mandan el mensaje de que hay veces que no pasa, que el nuevo héroe del público no tiene ese Espíritu de Lucha que permite lograr lo imposible. La lucha es excelente, está todo super bien hecho, cada golpe es importante, y cada minuto que pasa hace sentir más y más cansancio y dolor en ambos. La lucha son como 500 mil antebrazos, patadas voladoras, y suplex brutales que se sienten brutales porque son realizados luego de varios golpes ya brutales. El punto es que cada cosa que hacen hace daño en el rival, y hace que la siguiente cosa sea más lenta, y eso hace que cada golpe se sienta más porque sabes que están atacando a alguien ya muy dañado. Eso es toda la historia y drama que necesita el combate para tener unos minutos finales infernales donde todo el mundo quiere que Kaito lo logre, y efectivamente se saca unos golpes de miedo, unas rendiciones por varios minutos que pareciera van a doblegar a Sugiura, pero éste simplemente pega más fuerte y puede más y sus Olimpic Slam dicen que no. Esta es la final del torneo de las artes marciales, pero Dragon Ball, no de Dragon Ball Z, cuando Gokú podía perder pero algún día la vida tendría su revancha. Esto no es lo último de Kaito, pero es un paso en un bookeo a largo plazo que se va a sentir muy satisfactorio eventualmente, y si no, qué más da, tenemos este clásico para siempre.
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