Excelente lucha de apuestas, con un enorme respeto a la tradición mexicana, lo cuál no podía ser menos viniendo de Chikara, una agrupación que homenajea a muchos estilos de lucha, pero sobre todo al mexicano y al llaveo británico. Esto es un conflicto familiar, padre e hijo se enfrentan, y la prima de Dasher, Molly McCoy, sufre en el público. La historia de la lucha me encanta, Dasher masacra a Boomer, es más fuerte, más viejo, más alto, etc. pero Boomer lleva una consistente estrategia de buscar el cuello para atacar con la Guillotine Choke. La primera guillotina que cierra es gritada por la gente como si fuera a ser el final de la lucha, Dasher se ve obligado a ponerse más violento y la lucha se va al ringside donde estrella a Boomer contra el poste, más encima frente a su prima, excelente detalle para la historia del comabate, que como buena lucha de apuestas, se vuelve dramática entre Dasher tratando de acabar con Boomer, y este buscando la guillotina una y otra vez llegando a un clímax endemoniado de emoción entre conteos de dos y rendiciones con la gente vuelta loca hasta que la tercera guillotina hace el trabajo. En el ambiente familiar de Chikara no podía haber máscaras rotas y sangre pero se las arreglaron para generar una emoción a un nivel similar a una gran lucha de apuestas, de hecho de mejor manera que como lo ha hecho la Arena México los últimos dos años. Como buena lucha de apuestas, el post-match es tan importante como el combate. Boomer no es capaz de quitarle la máscara a Dasher, Dasher se la quita solo y le grita que es un cobarde, Molly McCoy le dice a Boomer que no le perdonará esto, le tapa la cara a su tío y se va llorando. Boomer ha ganado el título y la máscara, pero está triste, ha perdido más de lo que ha ganado, y esto, esto es contar bien una historia como WWE no lo hace en años. Genial todo esto.
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