Hay muchas luchas que marcan épocas en una empresa, y en general suele ser porque tienen un momento muy esperado y al mismo tiempo se preparó por hartos meses. Es un feudo o historia que parece que va a tener su culminación y si además la lucha es buena, se convierte en un clásico. Lo inusual es que esto ocurra de forma inesperada, porque en este caso, esta lucha sonaba a defensa de transición por todos lados, y tuvimos uno de los momentos más importantes de la historia de la empresa. Pero lo que más me interesa a mí, es que esta es de las mejores luchas de la historia de TNA/Impact/GFW o como se llame la estafa piramidal de turno. La lucha es tremenda, por algún motivo Maclin decidió ir y luchar limpio con Shelley y tenemos una clínica de lucha técnico tipo David vs Goliat, con Shelley atacando el brazo de Maclin para frenarlo, y Maclin aprovechando la diferencia de tamaño y fuerza cada vez que puede, y centrándose en la espalda de Shelley. De ahí en más, la lucha es perfecta, ambos venden excelente, Maclin como gigante dañado es increíble, llega a parecerme que vende tan bien como Lesnar a ratos, y su ofensiva es muy creíble, hace un esfuerzo para sacarse el dolor de encima y cada golpe a la espalda de Shelley se siente brutal. Shelley es una enciclopedia de lucha andante, y esta lucha no es la excepción para maravillarse de lo extenso y variado de sus recursos, es increíble como hace tanto con tan poco, ya que no hay nada tan efectista en su repertorio pero todo se siente tan bueno, tan innovador, que verlo buscando llaves y golpes al brazo es toda una aventura. El final de la lucha es buenísimo, desde como Maclin saca el protector del esquinero, dejando la duda si fue casual o intencional, hasta que finalmente él mismo termina chocándolo con su brazo, y tenemos una secuencia frenética entre Shelley buscando su candado cruzado al brazo y Maclin el DDT, y Shelley el Shellshock y es una locura hasta que Shelley logra conectar y la gente no puede creer que la cuente llegue a tres. Esto mandó a la cresta como tres historias simultáneas, el feudo de Aldis con Maclin, lo de Scott D’Amore, en fin, era más impredecible que la cresta, pero aquí estamos, Shelley logra algo que debió haber ganado hace años, y es quizá el momento más importante en la carrera de un luchador que ha sabido renovar su arsenal pero seguir siendo una máquina de luchas buenas a lo largo de toda su carrera. Increíble momento y lucha.
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