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En la lucha libre mexicana hay una gran tradición de tercias violentas, los Brazos, los Villanos, los Misioneros de la Muerte, y tantos otros, tuvieron verdaderas carnicerías en el ring, dándose puñetazos por toda la arena con sus rivales. Nuestros amigos relatores (que gran relato el de los programas de Lucha+ en general), nos recuerdan aquellos tiempos y hasta no tienen reparos en decir que la única diferencia de esta lucha con las de antaño es que ahora los luchadores se cuidan un poco más de la sangre. Y es que esto de verdad fue un desorden de proporciones al menos en la segunda mitad, con los luchadores dándose con todo y el público gritando tanto que apenas se escuchaba el relato. No obstante, también encontraron tiempo para el humor clásico de las Parkas, para hacer ataques aéreos y movidas de tercias que alegraran al público, pero los Ingobernables terminaron llevando esto a una violencia descontrolado donde hasta llovieron los vidrios de las botellas de cervezas. Me cuesta encontrarle puntos bajos a esto, puedo decir que Toscano se vio como un pez fuera del agua en varios pasajes, que Hijo de La Park aún no tiene el timming perfecto para las movidas de tercias, que hubo algunos botches, pero eso da igual, porque al final la idea es que esta lucha se tenía que sentir como una lucha “normal” que inevitablemente por sus participantes se tenía que convertir en una guerra, nadie puede llevar a un ring a las Parkas, Rush y Pierroth y no esperar el desmadre, y así fue, y esa idea está impuesta por sobre cualquier tecnicismo posible. Lo más grande estas luchas.
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