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Cuando uno habla de una lucha épica, se imagina una lucha más bien ordenada, de menos a más, con harta movida final y conteos de dos, etc. pero también hay épica en el odio, en la ira descontrolada, y el deseo de ganar pese a esa rabia. Amé esta lucha, se siente como una pelea de dos cabros que se odian y no hay como pararlos, se agarran a combos sin control, sin que el árbitro pueda hacer nada, y el público tiene que moverse para evitar ser pasados a llevar por un antebrazo o que derechamente les arrojen un luchador encima, que por cierto, Ahura termina recibiendo un Angle Slam sobre las sillas, y me encanta como se parece buscando golpear a su rival y la brawl no para. De vuelta al ring, se puede ver al fondo a la gente buscando sus pertenencias entre la ensalada de sillas. Todo esto es notable, pero también lo es que ambos buscan la victoria dentro del ring, con rendiciones o movidas brutales, pero sin parar esa intensidad y odio que traían, hay un conteo de uno genial, suelo odiar ese recurso, pero acá lo usaron muy bien. La forma en que los dos deben extender sus castigos más allá del límite para buscar la victoria es muy genial. Espectacular lucha.
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