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Cuando era niño, sólo quería ver sangre en las luchas, así que me compré el VHS de luchas en jaula de la WWF. En ese video, mi yo más pequeño deseoso de sangre se encontró con una obra de arte, que me enseñó que si la sangre estaba justificada y además se usaba dentro de la historia de la lucha, era todo mil veces mejor que violencia sin sentido. Esta fue mi lucha favorita del VHS y sigue siendo una de mis favoritas de la vida hasta hoy.
Magnum y Tully se odiaban así que los mandaron a meterse en una jaula a darse con todo y tienen un micrófono para obligar al oponente a decir I Quit. El resultado es una carnicería, dos tipos golpeándose con el puño cerrado a como de lugar, sin ningún tipo de técnica, sólo buscando dañarse. La lucha en sí parecen dos niños golpeándose sin reglas ni interés en la vida propia o la del otro. Se revuelcan golpeándose, se empujan por la jaula, donde se hacen cortes en la frente, también se golpean con el micrófono o lo que tengan a la mano, el árbitro está totalmente de adorno, y a medida que aumenta la sangra y la violencia, se escucha a buena parte del público gritar despavoridos, y la acompañante de Tully, Baby Doll, mostrando una preocupación geniuna de que su protegido no resulte dañado gravemente. Amo que en esta época el luchador debía tomar el micrófono y llevarlo a la boca del rival. Esto nos permite ver una cantidad de momentos geniales en que Tully o Magnum le llevan el micro a la boca al otro, aplastándolo y gritándole con violencia que se rinda, lo cuál da una sensación extra de realidad al combate. El final debe ser uno de los mejores finales de una lucha en toda la historia. Baby Doll ya no da más y le lanza una silla a Tully, y éste la destruye para hacer una estaca con las puntas de la madera, pero en el forcejeo con Magnum, la pierde, y es el técnico el que la utiliza para intentar MATAR a Tully con éste, enterrándosela en la frente para el grito de horror del público. Me gustó que vendieron el hecho de enterrarle una madera en punta en la frente al rival era algo totalmente descriteriado al punto que el árbitro intentó impedirlo, pese a ser una lucha sin descalificación y que ya había visto pasar todo tipo de violencia sin inmutarse. La gente gritando espantada ayuda mucho al ambiente, es como si pensaran que algo iba a impedir el spot, pero finalmente ocurrió y vimos a Tully sangrar profusamente mientras Magnum presionaba la madera hasta que no aguantó más y pasó de gritar “no” a “yes” en el micrófono a todo pulmón. Después de sonada la campana y que Magnum ya lo suelta, mientras meten el título al ring, aún se puede escuchar a Tully gritando y sollozando, lo que cierra de forma excelente toda la historia que construyeron. Esta lucha tiene una sensación de peligrosidad y miedo similar a la de la Hell in a Cell de Mankind y el Undertaker pero envuelta en una lucha millones de veces mejor que aquella. Una de las mejores luchas habidas y por haber.
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