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Exactamente un año después de su tremenda lucha del 2016, estas dos se superan a si mismas y tienen un MOTYC indiscutido. Syuri es una luchadora de MMA y lucha libre (hoy en día más MMA), así que pueden imaginar por donde va esto. La otra vez creo que la lucha tuvo más golpes y movidas bonitas, esta vez fue casi shoot style, esto fue la versión Joshi de Matt Riddle y Thatcher llaveando, con la salvedad de que Satomura es de las mejores de la historia. La lucha es totalmente eso, lucha, sin nada bonito que agregarle, las dos fueron a la lona buscando rendir a la otra, y aprovechando cada espacio para conectar un golpe terrible. Satomura tomó la ventaja, llaveando la pierna de Syuri para debilitarla, pero dejarle los brazos libres resultó muy riesgoso así que finalmente optó por dominar llaveando al brazo. Syuri mostró unas escapadas geniales, pero Satomura siempre volvió a la postura dominante, incluso teniendo espacio para dar sus movidas clásicas como la patada giratoria. Syuri logró contraatacar metiendo patadas cada vez más brutales aprovechando que tenía las piernas libres, hasta que finalmente logra conectar una patada casi de KO que sacó el OOOH del público. La lucha se vuelve extremadamente pareja al final, y me gustó como lograron meter suplex, patadas voladoras, y otras maniobras locas en esto haciendo que todo se viera fluido y se mantuviera la sensación de “MMA” que tuvo desde el comienzo. El comentario que leí de esta lucha antes de verla fue que “Syuri en todas sus luchas de MMA no ha recibido golpes tan duros como aquí” y joder que es cierto, los rodillazos y patadas de Satomura son aterradores, pero Syuri contesto con cosas peores, el camión de Ibuprofeno que se deben haber tomado estas dos al otro día debe haber sido monumental, y ahora casi que entiendo porque Syuri quiere quedarse 100% en el MMA. Las tres patadas finales de Syuri para cerrar la lucha son descomunales. Amé esto, difícil describirla, sólo hay que apreciar como cada movida significa algo, como por cada vez que una agarra el brazo, la otra pelea para que no lo estire por completo, buscar el giro para escapar, el espacio para conectar la patada, son 20 minutos que sienten tremendamente agotadores y dolorosos. Satomura es de otro planeta.
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