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Ranking Meltzer: ***3/4
#4 en el top del año del Wrestling Observer
Esta sí que era un “money match”, en una movida nunca vista a este nivel de exposición, WWE pondría cara a cara a los dos ídolos de la gente. El resultado es excelente. Los dos son expertos en un “big match” y lo demuestran, todos los careos iniciales tienen a la gente loca, las dos pruebas de fuerza del inicio de la lucha, de hecho, creo que son lo que más se recuerda de la misma. Al final la gente quería ver esto, le parecía algo imposible, y una prueba de fuerza entre ambos era lo más simbólico posible del momento. Al inicio cuidaron bien que la lucha se viera pareja con ambos tomando ventaja por partes y tiempos iguales, hasta que el Warrior bota a Hogan fuera del ring y se daña la pierna. El Warrior manda a la cresta la lucha técnica y va a subir a Hogan para pegarle en la pierna, Hogan se enoja y empieza a pegar con el puño cerrado, y esto pasa a ser una lucha por los títulos, y deja de ser el fanservice del comienzo. Hogan golpeando al Warrior es genial, se desespera y hasta le aplica piquetes a los ojos, pero el Warrior castigando la zona media de Hogan fue mejor aún, ni me molestó que mandara la pierna de Hogan a la cresta y empezara a buscar el camino para el Splash. Hogan vendió como nunca el daño, el abrazo de oso que sufrió tuvo a la gente pegada, y luego su regreso enloqueció a la gente. Los últimos 5-7 minutos son increíbles y tienen de todo, desde el Warrior desesperado estrellando a Hogan contra los postes, pasando por Hogan sin poder ganar porque no hay árbitro, y Hogan sacudiéndose del Splash. Todo esto estuvo demasiado bien hecho, porque esos factores hicieron pensar que ganaba Hogan: fue el que más castigo recibió, no pudo ganar por un árbitro noqueado, y el comeback del Warrior ya había sido antes en la lucha. Todo apuntaba a que Hogan haría el YOU y ganaría, lo cuál casi que pasó, Hogan hace el YOU, tiene al Warrior listo, pero falla la Legdrop y el Warrior deja en shock al mundo aplicando el Splash y ganando este histórico combate. La sicología y la emoción de esos minutos finales son difícilmente superables desde un punto de vista de entretenimiento. Este combate es algo imposible de hacer hoy en día, así de simple. No puede existir otro ejército de niños que espere con ansias el enfrentamiento de sus ídolos de esa manera, ya que hoy en día la edad a la que ya no se cree en la lucha libre no es la misma que en 1990. He leído comentarios de gringos que dicen que esto fue lo más cercano a ver Batman vs Superman en la vida real, y así se siente. Díganme un minuto, un pasaje de la lucha, lo que sea, donde la gente no esté gritando o donde baje la intensidad notoriamente. Simplemente no existe. Los dos salieron a manejar y exacerbar la emoción del público y lo lograron. Un clásico de todos los tiempos, lamentablemente irrepetible.
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