Link: Aquí
Había una época en que Místico era todo. El 2006 Místico fue elegido Luchador del Año, Luchador más Taquillero (sí, por sobre Cena), y mejor Volador, en el Wrestling Observer. Verlo luchar era mágico, era como si Daniel Bryan hubiese sido aéreo en vez de técnico. Ver entrar a Místico era saber que se venía una lucha excelente. La locura por Místico llegó a niveles absurdos, salía en una teleserie, tenía un calendario casi sin descanso, y la gente lanzaba cosas al ring y abucheaban si no estaba en cartelera. Todo ese éxito haría que WWE se lo llevara, donde fracasó inapelablemente y de vuelta a México la gente lo sentía como un vendido y lo abucheaban y aplaudían hasta que terminaron actuando casi con indiferencia frente a él, convirtiéndolo en un aéreo más de los que poblan el Consejo. El buen Místico, hoy Carístico, se enfrenta en la final del Torneo Leyenda de Plata, ante Volador Jr. Este Torneo ya lo ganó tres veces en su época de gloria, y por algún motivo decidió revivir esa época en esta lucha. Volador no tiene la fama que tuvo Místico, pero si tiene la juventud, el arrastre con el sexo opuesto, y las invitaciones a Japón y los premios que antes se llevaba Místico, es como si Carístico se enfrentara a su yo más joven, ágil y querido del pasado, pero no se dejaría ganar tan fácilmente. Conforme avanza la lucha esto pasa de ser una lucha más de cruceros, a ser una batalla suicida a un ritmo infernal entre dos tipos que la gravedad olvidó hace rato y que están dispuestos a todo por la victoria. Nadie esperaba algo tan memorable, por lo que desde la primera Frankesteiner o intento de Mística que me creí todos los conteos de 2, y la gente también parece estar convencida de que esto se acaba en cualquier momento, por lo que los últimos 10-15 minutos son de infarto, y las movidas en el ringside son de un nivel de violencia en aumento que no se puede creer. Extrañaba de sobre manera preguntarme de qué rayos está hecho Carístico en lugar de estar asustado de que se fuera a lesionar, por otro lado Volador ya tiene un nivel de precisión envidiable en todo lo que hace, pero aún así no pierde el toque de que toda movida que hace, por bonita que sea se nota que tiene por objetivo dañar al otro, y que requiere un esfuerzo que el rival esté en posición de recibir alguno de sus malabares. En resumen, se ve como un luchador y no como un acróbata. Me alegró volver a ver a Carístico como ese Místico que no tenía límites, aunque fuese por una sola lucha.
¡Sígueme en Twitter para que sepas cuando publico algo nuevo.