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Por este tipo de cosas es que sigo viendo lucha libre. Eterno entra feliz a la lucha más importante de su carrera. Eterno ha sido un luchador base, muy sólido y consistente que por años he visto luchar en la mitad de la cartelera de las independientes, por ahí uno que otro evento estelar y alguna aparición en AAA, pero es evidente que es de esos luchadores que pasarán toda su carrera sin llegar al mainstream y entreteniendo a nerds como yo. Las redes sociales y Youtube le han dado un segundo aire sin precedentes a estas agrupaciones más pequeñas, han surgido nuevas, y han hecho que algunas luchas en arenas llenas de tierra den la vuelta al mundo, y luchadores como Eterno le puedan hacer sentido a un latino o un gringo aburrido de WWE. Hoy Eterno va a salir a enfrentar a la nueva sensación de las indies, Aramis es un volador enmascarado que está dispuesto a todo y el público lo ama, y hoy está poniendo su máscara en juego contra la cabellera de Eterno. Es el aniversario 21 de esta arena, que ha visto pasar a casi todos los grandes talentos de México en su época juvenil antes de su apogeo, o bien los ve pasar cuando ya están viejos en categoría de “leyendas” y empiezan a ser ignorados por las empresas grandes.
También esta arena ve pasar a gente por toda su trayectoria, como al buen Eterno, que entra como un rockstar, es un rudazo y viene con una sonrisa en el rostro a quitarle la máscara a ese joven iluso, entra saludando a sus fans y firmando autógrafos, pero es aplastado por un tope suicida a toda velocidad de parte de Aramis, un misil que arrastra a Eterno, a los luchadores encargados de la seguridad, al público, y unas cuantas sillas, sólo para recibir un segundo tope suicida cuando estaba levantándose. Este inicio explosivo marca el ritmo de una lucha que llevó un ritmo endemoniado en las dos primeras caídas, donde cada movida fue asesina y podría ser perfectamente un conteo de tres, sin rellenos ni cosas inútiles, un Aramis desesperado dándose con todo, y un Eterno que intentó ser más estratégico pero debió entrar a la fuerza al terreno suicida propuesto por Aramis.
La lucha incluye todas las cosas que debe incluir un buen duelo de apuestas, sangre de ambos lados, máscara rota, violencia y acción descontrolada, público apoyando a ambos y una serie de cuentas de 2 infartantes que cualquiera se creería. La lucha en si misma es un excelente cruce de estilos con un desapego a la vida propia y la salud humana que cuesta creer. La última caída es dramática, las rendiciones, la búsqueda de conteos y esa tensión de que se puede dar vuelta o cerrar en cualquier momento, que fue marcada desde la caída 1 y nos persigue hasta el final lo cuál siento que es una muestra de talento innegable de ambos luchadores. No son leyendas, no es la arena más grande, no es una máscara que vea desde niño, pero aún así generaron una emoción como si estuviese viendo lo más importante del mundo.
Eterno pierde su cabellera, ambos hacen promos mostrando respeto a su rival, la gente felicita a ambos luchadores, y entre la confusión un joven del público decide raparse su cabellera en solidaridad con su ídolo, confirmándome por qué la lucha mexicana es la mejor del mundo.
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