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Han pasado casi 8 meses desde que Suzuki le diera una paliza a Nakajima, y éste juntara las esferas del dragón y lo diera vuelta. En esta oportunidad todo es distinto, Nakajima viene con el campeonato mundial en su cintura y ya conoce todos los trucos de Suzuki, por lo que no le da ningún milímetro de espacio. Suzuki por su parte ya sabe que tiene que cuidarse de las patadas y esta vez no hay tanta rudeza ni burlas (aunque igual un poco, es Suzuki), sino que un concienzudo trabajo a la pierda de su rival, para frenar las patadas. Sin embargo Nakajima conecta mucho mejores antebrazos que la última vez, y hasta ataca con patadas voladoras y suplex a Suzuki, que apela al llaveo y a pegar más fuerte que su rival. Hay secuencias notables en este combate, como todos los rope break de Nakajima donde el público se cree la posible rendición siempre, los antebrazos de Nakajima que sorprenden a Suzuki y casi lo noquean, al punto que tuvo que levantarlo su rival para aplicarle un suplex y buscar la victoria. Los minutos finales parecen sacados de las viejas guerras de chops de Kobashi en NOAH, sin embargo, acá la diferencia la marca los pocos instantes en que Nakajima decide soportar el dolor y darle patadas a Suzuki que finalmente hacen la diferencia. También es genial el final en que Suzuki logra levantarse de la superpatada, y sólo cae luego de una segunda y el Brainbuster, ese último desafío de Suzuki lo hizo ver fuerte en la derrota, que esta vez no llegó de la nada como en la primera lucha. Si es por comparar, me gustó más el primer combate, ya que la historia del underdog superando al veterano estuvo demasiado bien hecha, y esto fue más ver dos pesos pesados matándose a golpes como en una lucha de G1 Climax, lo que es tan genial como suena de todas formas. Gran lucha.
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