Este es el evento estelar del show más grande de AJPW en años. Miyahara es el nuevo campeón, tiene 27 años y ha tenido un empuje explosivo tipo Okada. Por su parte, Suwama, de 40 años y pesando mucho más que él, ha sido el ícono de AJPW en su peor época, y es un luchador que en lo personal encuentro sumamente fome. Esto es como si en su momento, Daniel Bryan o CM Punk, recién ganado el título, se hubiesen enfrentado a Triple H (bueno, de hecho lo hicieron). El tema es que por muy Triple H que sea, en Japón les cuesta más que en USA salir de los viejos cracks, así que el temor a que Suwama gane es mucho pero mucho mayor que lo que sería en occidente. Pero bueno, Suwama entra con una actitud que ayuda al “big match feel” de este momento, como diciendo quién es este flaco chico, por qué es el campeón, donde dejaron a los pesos pesados de verdad, lo masacro y me sigo haciendo cargo de llevar a esta compañía mejor será. Suwama de hecho cuenta así la historia, masacrando al pobre Miyahara por unos 15 minutos fácilmente, incluyendo un Choke Hold al borde de la ilegalidad que le trae problemas con el árbitro. Miyahara esta dañado, cansado, y casi ahogado, pero logra de a poco regresar mediante DDTs, patadas voladoras, y varias movidas de desesperación. Finalmente empiezan a salir los rodillazos, y Suwama al fin se ve dañado, Miyahara se desespera y busca varios intentos de cobertura, Suwama le da unos lazos brutales y todo este intercambio nos lleva al final lleno de caídas falsas que exige este tipo de lucha. El combate me pareció sólidamente un evento estelar de 4 estrellas, en la arena que fuese esto habría dado emoción, el punto es que para la instancia esto debía ser un clásico de todos los tiempos, y lamentablemente, Suwama no ha dado nunca ese clásico, y no estaba para darlo aquí. Toda su ofensiva es fome y predecible. Aún así, el espíritu de lucha de Miyahara, el ambiente, el público apoyando al rookie, y lo bien contada que está la historia del paso de antorcha permite sentir que fue una gran lucha pese a todos los problemas. Ni de cerca es de las mejores del año, pero sí da para un top 100 al menos. Esto se vio más como un pasito más de Miyahara en su camino de consagrarse, pero no como LA lucha que necesitaba como campeón.
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