Las luchas de escaleras están llenas de clichés. No estoy diciendo ninguna novedad en que la típica ladder de mucha gente o de dos tags aéreos la hemos visto hasta el cansancio, y siento que está muy bien establecida como un número de entretención para rellenar una cartelera, quién no quiere ver unos cuantos spots locos, pero rara vez llega a niveles de MOTYCs hoy en día. Puede que sea yo, pero salvo una de NXT que fue muy bullada (e incluyó a Sullivan jajaj), en general no son las luchas que causan sensación en el público, ni siquiera los fans de las luchas más efectistas. Por lo mismo, no creo que sea sorpresa que me encantan las luchas de escaleras del Miz, me gusta que aplica una lógica totalmente distinta al resto, sin ir a matarse, sino que tomarse todo el tiempo del mundo para buscar la estrategia para subir con el menor daño posible. Obviamente esto genera la tensión de esperar el momento en que este villano insoportable finalmente reciba su merecido. La lucha juega muy bien con esto, está lleno de momentos de subir escaleras e interrumpirse de diversas formas y colores que me pillaron volando bajo. Me gustaron mucho las movidas al borde del ring, también muy orgánicas, sin preparar tanto el spot que hemos visto una y mil veces. El Miz finalmente cae en la desesperación por neutralizar a Lumis, le tira de todo encima, pero sufre la intervención de Gargano. Lumis al fin logra su preciado momento de gloria, y cuando va a darle un machetazo al Miz sobre la mesa de transmisión. Falla. El final es genial y es muy Dusty Rhodes. Está todo terminado y el Miz escala, pero Lumis, ya sobre la mesa destruida, vuelve una vez más a frenar al Miz, le dieron un último e inesperado aliento al face para hacer feliz a la gente, sólo para Bronson Reed reaparezca en WWE a arruinar la Navidad. Me imagino un montón de niños horriblemente decepcionados porque su sicópata favorito acaba de perder, y eso llena mi corazón. Cómo disfruté todo esto.
¡Sígueme en Twitter para que sepas cuando publico algo nuevo.