Desde como mediados de los 2010, o quizá un poco antes, principalmente por influencia de NJPW, se ha hecho muy popular un estilo de evento estelar que burdamente a veces se le decía el estilo indy-épico (porque se copió y corrompió mucho en indies de USA, como ROH y PWG), que en general todos tenemos en la cabeza que es una lucha con mucho relleno hasta un final lleno de movidas finales de lado y lado, reversas de movidas, y a veces, árbitros atacados, intervenciones, etc. No estoy diciendo nada tan novedoso, pero como dijera una vez Tanahashi se ha “McDonalizado” un poco ese estilo, de antes de la lucha ya sabes que te van a ofrecer eso y hasta uno puede decir cosas como “la lucha no se va a acabar porque Okada aún no hace la tumba rompecuellos” es todo muy estructurado y plástico, o bueno, esto me pasa a mí (y al parecer a Tana), a mí me gusta AC/DC que hace siempre la misma canción, no veo porque a alguien no le podría gustar esto y ser feliz. A lo que voy con todo esto, es que de toda la gente que estuvo haciendo esto por años, mi versión favorita de eventos estelares épicos, es por lejos, y contra todo pronóstico, la de Roman Reigns, y mientras veía y amaba esta lucha, me preguntaba que lo hace tan especial. De repente pienso que influye que en WWE nunca hayan hecho luchas así, y que Roman sea el único que las esté haciendo, y no aparezca tan seguido, lo convierte en un suceso especial, un espectáculo en si mismo. Lo otro es que estas luchas son altamente influidas por la emocionalidad, y en eso, WWE lo ha hecho bien. Roman es un campeón muy de la NWA de los 80, es el campeón invencible, que a cada ciudad que va, lo enfrenta el retador local y todo ese pueblo cree que su campeón local va a derrotar al campeón mundial. Con Roman han hecho un poco eso, si bien sabemos que va a llegar a los 1000 días de reinado, siempre se las arreglan para contar una historia épica que hace creer a la gente que van a dar el paso, ya sea volviendo a Lesnar, apelando al dinero de la polémica con Logan Paul, o bien al relato del héroe nacional con Drew y ahora con Sami. Y próximamente será Cody. No vale la pena explicar porque Sami ha sido lejos la mejor versión de esto, la historia es buenísima y está archi comentada, pero me sigue impresionando que en el 2023 con toda la información que hay sobre esta mentira que es la lucha libre, sigamos viviendo el kayfabe, basta con ver al público de esta lucha. Y por último, está lo más importante para mí, que es que Roman es bueno, las luchas son buenas, sus rivales son buenos, y esto es un luchón, desde los insultos de Roman, las pausas, los gritos a la familia de Sami, y la inteligencia de Sami para encontrar los espacios ante un rival de mayor tamaño, ha enfrentado pocos rivales así en su vida, y la performance me pareció soberbia, sacó movidas nuevas o las ejecutó de forma distinta, y pagó cara la osadía como cuando intentó el Tornado DDT entre las cuerdas. Roman por su lado vino a luchar, vendió bien, sus puños fueron sólidos, le creí todo, sus expresiones son buenísimas, algo que no esperaba de Roman, pero su miedo y sentido de urgencia en los minutos finales me los creí todo, y sumado al relato y todo lo que contaron a lo largo del show, del ambiente de que va a pasar algo grande, etc. construyó unos minutos finales de miedo. Es casi una crueldad porque realmente ilusionaron a todos y la decepción los deja en un silencio sepulcral, y por más que yo hubiese sido feliz con Sami ganando, que un show televisivo más falso que la cresta por donde se le mire, logre generar tamaña decepción en la gente, es algo que llena mi corazón. Imagínate poder ver un estadio lleno reaccionando a la boda roja de GOT, la lucha libre, siendo algo mucho más absurdo que una serie de zombies y dragones, nos permite ser testigos de esta desgracia, y eso es hermoso.
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