Dudo que esta sea una opinión compartida por mucha gente, probablemente por casi nadie, pero como lucha tipo “WWE espectáculo cosas pasan” me gustó más esta que Cody Roman. En general estas luchas de WWE funcionan una o dos veces al año, necesitan de un contexto y un feudo muy bueno, y es algo que pocas veces arman, y en este caso tuvieron la ayuda extra de un accidente. Damian llega a la lucha con el estigma de parecer campeón de transición, y se enfrenta contra el tipo que tiene el feudo más importante en WWE en este momento, y en su país, y para qué estamos con cosas, a nadie le disgustaría que Drew vs Punk pasara a ser por el título, y Priest no tiene ningún feudo llamativo en el horizonte, a todo ello se le suma que Priest casi se saca el tobillo de lugar enredándose con la cuerda al comienzo. Todo esto hizo que una buena lucha stiff pasara a niveles dramáticos porque ya todo apuntaba a la derrota de Priest, y además vendió genial la lesión, de verdad que causó escalofríos y dudas de si la lucha debió seguir o no, fue un momento especial, por buenas o malas razones, pero al final algo que quiero en este hobby es que la lucha me transmita emociones, algo cada vez más difícil pareciera, y esta me tuvo todo el rato atento. Las caídas falsas son increíbles y el Dusty Finish con Punk es tremendo, me pilló volando bajo totalmente con todo lo que ya había pasado, y la reacción del público es tremenda, es exactamente como esperaban de seguro, notan la presencia de Punk recién cuando está contando y el efecto fue genial. Este es el tipo de show que me gusta, arriesgando la salud de una joven promesa y deprimiendo a todo un país (que además ya estaba siendo vapuleado en la Eurocopa), y a su héroe, esto es lucha libre.
¡Sígueme en Twitter para que sepas cuando publico algo nuevo.