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No existe nadie en el mundo que haga spotfest como los mexicanos, y esta es la millonésima prueba. Todos sabemos que el problema de las triple amenazas es que siempre se repite la estructura de que uno está tirado afuera mientras los otros dos luchan. Eso a menos que los tres luchadores estén dispuestos a llevar un ritmo endemoniado y hacer que la lucha parezca un videojuego. Eso es esta lucha, un cúmulo infinito de patadas y hombres por los aires, acción al rojo vivo y no mucho al ras de la lona la verdad pero sí una cantidad de movidas asesinas descriteriada, y unos salves a los dos segundos que deben ser las mejores interrupciones de conteos que he visto en mi vida. Normalmente cuando el rival frena un conteo suele ser muy predecible, pero aquí creí varias veces que la lucha se acababa ya que se veía como que ni con una moto llegaba a frenar esa cuenta, pero las leyes de la física no corren para estos engendros. Describir las movidas realizadas sería inútil, porque son miles, pero mantuvieron la acción de menos a más todo el tiempo, nunca mataron el ambiente y siempre hicieron algo más impresionante que lo anterior cosa de llevar la lucha en un camino empinado hasta el clímax con un excelente final. Qué más se puede esperar de los que deben ser los tres mejores aéreos del mundo hoy por hoy.
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