Esta lucha me gustó mucho más de lo esperado. Tuvo unos primeros 15 minutos irrelevantes como casi todos los eventos estelares de NJPW, pero todo cambió desde el típico spot fuera del ring para tentar un count out. Esta vez Okada decidió que era buena idea estrellar la rodilla de Naito contra la mesa, lo que dio una entretenida historia de vuelta al ring donde tuvieron la secuencia épica de ida y vuelta pero cada vez que Okada se veía perdido recurría a atacar la pierna. Naito cayó en la desesperación e intentó asesinar a Okada de todas las formas posibles, casi decapitándolo un par de veces, sumamente aterradoras. Los comeback de Okada con el Rainmaker son precisos e inesperados y los golpes a la rodilla de Naito cuando ya estaba olvidada esa historia mantienen la credibilidad de la lucha. Si estas luchas las hicieran más cortas y al hueso serían increíbles, pero el exceso de relleno me impide amarlas más. La gente estaba a full con Naito, al punto que cuando parecía que Okada ganaba lo empezaron a abuchear. Estos son los beneficios del bookeo a largo plazo, genera momentos geniales, algo que le hace falta a WWE.
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