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A veces, por no decir casi siempre, la lucha libre debe ser simple. Tienes un campeón heel dominante, más encima de la capital, lo que en el contexto de Chile es como un extranjero en WWE, y lo enfrentas al más fuerte del roster, al gigante, al que nadie derrota, y todo el público tiene la ilusión de que se acabe el reinado del terror. La lucha misma es fiel reflejo de aquello, son dos gigantes dándose con todo, y cada movida se siente como un terremoto que los va desplomando, por lo mismo es una a ritmo pausado, donde ambos venden mucho y donde de a poco, cuando ya tienen al rival agotado, empiezan a sacar más movidas. La lucha tiene un punto de inflexión cuando Taylor le aplica un Superplex de la tercera cuerda a Kraken, debe ser de las movidas más espectaculares que he visto en este desastre de país, es increíble, para verla una y otra vez. Kraken sobrevive y esto lleva a Taylor a buscar la violencia derechamente. Le sale mal, termina sangrando con el esquinero que el mismo sacó, pero luego en una brawl en el ringside logra atravesar a Kraken en una mesa. Todo esto en una lucha que no es sin DQ ni nada, creo que eso le dio más sabor a los elementos violentos, ya que no se esperaban. Las movidas grandes al final, el comeback de Kraken, todo se siente importante, todo parece que puede terminar la lucha y nunca caen en el cliché de tirar movidas finales de lado y lado, nunca pierden el buen gusto de vender bien y hacer las cosas con calma, mal que mal son gigantes que se han pegado tremendas caídas. Amé esto, es mi lucha del año en Chile, hay algunas cosas que me faltan por ver, pero no imagino nada superando esto.
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