Así bien en simple: La mejor lucha en la carrera de Jay White. No es un luchador de mi gusto, la única lucha que me ha gustado en su carrera es contra Hangman Page, y jamás pensé que su lucha de despedida de NJPW iba a ir por este camino, y tiene mis respetos por ello. Esta fue una lucha donde White no pudo hacer nada, donde se topó con alguien que pega más fuerte, resiste más, es más chorizo, y por si fuera poco, también conoce y aplica mejor todo el arsenal de la época de oro del King’s Road. Es una aplanadora para White, que tuvo hartos momentos de ofensiva, algunos sorprendentemente buenos e intensos, eso es lo mejor, INTENSOS, algo que me molesta de White es su poca intensidad, se ve todo muy preparado, muy bonito, e incluso muy lento, que es algo que normalmente no me molesta, pero siento que le falta sangre en las venas en su ataque, y acá Kingston fue tan demoledor con él, que se sintió muy violento cada vez que contraatacaba. El problema es que Eddie es Eddie, y lo que queda en la retina luego de ver esta lucha, es la tremenda paliza que le dio a White, lo enterró de cabeza sin asco, los golpes que le dio fueron de otro planeta, los Backfist que le pega al final son para llamar a los pacos, de verdad que es para denunciar un crimen cometido en ese ring, lo masacró y parecía legítimamente noqueado, sus caídas y los puñetazos que recibió fueron preocupantes. Amé esta lucha, me hizo pasar por una experiencia hermosamente horrible y admiro los huevos de White en esto. Luchón.
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