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Estos eran los buenos tiempos, cuando no entraba un árbitro a la jaula y la única forma de ganar era escapando, resultando en una completa carnicería. El sargento intenta huir rápido, pero Backlund lo frena y domina las acciones, y al cabo de un tiempo se resigna a que la lucha irá por un camino más largo. Algo muy notable de la lucha es que cada vez que el sargento recibe una movida grande de Backlund, lo que hace es caer a la lona y rodar en dirección a la puerta. Pilla de sorpresa al menos un par de veces a Backlund, y es imposible no amar cada intento de escape del sargento, se afirma con los brazos a la escalera para salir del ring, o a la puerta, o lo que sea, el sudor de su rostro gotea mientras hace un esfuerzo por soportar a Backlund tironeándolo, no concibo ser fan de la lucha libre y no quedarse pegado viendo si el sargento lograba escapar. El público es un ambiente nuclear de amor a Backlund, hasta le aplauden un foul. El final de la lucha es muy bueno también, Increíble espectáculo.
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