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Acá estoy, pensando si este ha sido el mejor Grand Prix, y creo que sí, aunque tendría que refrescar la memoria. Le tengo mucho cariño al Grand Prix contra TNA, y al contra Toryumon, pero siento que este ha sido, por lejos, el que tuvo más ambiente e intensidad al menos. El odio entre los dos equipos se nota desde el comienzo, y me sorprende, porque al menos en el papel, el equipo extranjero no parecía tener tanta conexión entre sí o tantos feudos con los mexicanos, pero de alguna forma se generó una sinergia que hizo que todo funcionara excelente. Desde antes de la campana ya se están empujando y se formó una pequeña brawl antes que sonara la campana, lo que encontré notable, e involucró mucho en la lucha al público extranjero. Los turistas decidieron que había que apoyar a los internacionales y el ambiente se volvió infernal. La lucha en sí, es espectacular, tiene un nivel de Cibernetico de los años 90, todos entran, corren, lucen, cuál más increíble que el anterior, me cuesta incluso elegir un MVP, los lances y secuencias en general de Soberano, Templario y Titán son realmente para quedar boquiabierto, de otro planeta, pero aún así me quedo con Lince Dorado como el MVP porque me sorprendió el nivel de movidas desquiciadas que hizo, lo que hace tiempo, desde Chikara que no lo veía ejecutar y porque fue un rudo pero es que insoportable, algo poco frecuente en él. Quedé sorprendido por lo buen rudo que fue Matt Taven, jamás lo había visto tan entretenido, ni siquiera cuando apostó la máscara en el Aniversario. Notable también el Mesías en su rol del único powerhouse de toda la lucha, y también debo destacar a Oráculo como el que tuvo la mejor serie de luchas singles y fue el primer eliminado, pero a cambio se llevó el honor de estar dentro del ring más que el resto y hacer varias movidas de alto impacto. Lo bueno de todo esto, es que creo que hubo buen balance entre todos, porque aparte de que los jóvenes destacaron más, Guerrero, Volador y sobre todo, Tiger Mask lucieron al final al ser los sobrevivientes de sus equipos y tener las típicas secuencias emocionantes del final de la lucha para ver quien gana, y con el ambiente que había, se sintieron brutales. Más allá de toda la historia y las performance individuales que destaqué, esto es una colección de movidas suicidas y brawls en el ringside cada cuál más genial que otra. Es una hora de locura que se pasa volando y que no se puede creer. El público y el relato acompañan y aumentan lo bueno que es todo esto. Increíble lucha que consagra el buen momento actual del CMLL luego de años alicaído. MOTYC.
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